domingo, 12 de diciembre de 2010

Reportaje

Las cifras son alarmantes


“Chile sin control”

Hoy en día, no resulta extraño recorrer el gran Santiago por la noche de un día jueves, viernes o sábado y encontrarse con el ambiente particular de la juventud. El bajo de la música retumba, los jóvenes conversan, están ansiosos, es hora de comenzar un nuevo “carrete” y por ende, una noche de excesos,  concentrando su diversión en ingerir una alta cantidad de alcohol y por qué no, una que otra droga.


Esto, traspasa las barreras y va más allá de un problema o consecuencia social, si no que a medida que pasa el tiempo se manifiestan los graves efectos que pueden llegar a tener el abuso de éstas sustancias, que por lo general llegan al punto de total embriaguez en los jóvenes. Aspecto que es confirmado por los datos ya que, actualmente Chile, posee la cuarta tasa de consumo de alcohol en el mundo y la segunda de mortalidad por cirrosis; derivando que el veinticinco por ciento de las muertes acontecidas en el país estén asociadas al consumo de alcohol.

Es alarmante el hecho de que el primer factor de peligro que causa muerte o discapacidad en Chile sea el alcohol con un 12,4%, doblando al sobrepeso con un 6,3% y la presión arterial elevada con un 5,6%, tal como asegura el Estudio de Carga de Enfermedad y Carga Atribuible realizado por la Universidad Católica y el Ministerio de Salud.

Pero la droga no se queda atrás, actualmente Chile está considerado como uno de los países con más altos índices de consumo de droga a nivel sudamericano,  tal como afirmó el estudio realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD).

Asumir el Problema
Sin duda los alcohólicos y drogadictos no son consientes de que tienen un problema y están enfermos, siendo éste el paso más importante para su rehabilitación. Es muy probable que en un comienzo se llegue a sentir vergüenza, decaiga el ánimo, entre otros, sin embargo, hay tener en cuenta que mientras antes se  asuma la situación son más favorables y mayores las posibilidades de su recuperación.

Pedir ayuda
Siempre es conveniente contar con el apoyo de instituciones especialistas en estos temas, pero efectivamente, un factor fundamental el apoyo de familiares o personas cercanas para el enfermo en conjunto a su compromiso en pro de su mejoría. La constancia es lo que más se necesita, no es un proceso fácil, al contrario, es una lucha constante que poco a poco irá descendiendo y ya no será más un problema, si no, una época pasada y el inicio de un nuevo rumbo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Crónicas de una voluntaria

A principios de año, me encontraba conversando con Felipe, un eterno amigo, en un negocio de helados exquisitos ubicado en Las Condes, lamentablemente no me acuerdo como se llamaba el lugar, pero sí recuerdo con exactitud todo lo conversado. Pipe me contó cómo habían sido sus trabajos de verano construyendo medias aguas, durmiendo en colegios y compartiendo con las familias. Su historia era increíble. De a poco empecé a sentir cierta envidia de todo lo lindo que había vivido, sonaba una experiencia inolvidable. Yo ya estaba terminando mi helado, después de haberlo escuchado 20 minutos y el me preguntó: “¿Y tú?, ¿Alguna vez haz sido parte de algún voluntariado?”. La respuesta fue nunca.

Quedé pensativa, el tema me siguió dando vueltas en mi cabeza, porque si es que había algo que sí tenía claro en mi vida, era que siempre me ha gustado escuchar y ayudar a la gente, tal vez por eso mismo me llaman buena amiga, desde chica que he sido el hombro de las personas que tienen problemas, el oído disponible de todas mis amigas y hasta el pañuelo de lágrimas de mi familia. Sentía que algo tenía que hacer, alguna acción para poder ayudar a personas mediante mis aptitudes como buena oyente y consejera.
Comencé a buscar instituciones o fundaciones que necesitaran voluntariado, y en menos de un par de horas llegué al sitio Web que calzaba con lo que quería, y al parecer, yo también calzaba para ellos.

Fundación (PARENTESIS) terminó siendo lo que buscaba. Sus puertas estuvieron desde un principio abiertas, sentía que me estaba involucrando con un equipo más que profesional, y así fue. Cuando llegué, me entrevistaron e hicieron una intensa capacitación. Al poco tiempo ya me encontraba trabajando para su “Portal de Acogida”, un espacio con una iniciativa increíble, que cuenta con asesoría y orientación para gente que tiene un consumo problemático de alcohol y drogas. Es un apoyo On – Line, donde mi trabajo es otorgar consejos “vía Chat”, un medio mucho más cercano y accesible para los jóvenes de hoy. El proyecto es muy enriquecedor para la ciudadanía, y a la vez, para las personas y profesionales que son partícipes de la causa. He aprendido muchísimo, ser voluntaria me ha obligado a interiorizar una enormidad de cosas y de plantearme un montón más sobre la contingencia social en la que está mi país. Nunca he sido partícipe de pensar que una experiencia puede cambiar tu vida, pero dicen por ahí que “nunca digas nunca”, yo hice un paréntesis en mi rutina y no me arrepiento.

Re – Inserción social / Columna de Opinión



Cuando se habla de las drogas (y con esto incluyo a las legales) la actitud prohibicionista y castigadora del Estado chileno no ha colaborado al tema de fondo. ¿Que lleva a consumir? ¿Por qué es tan difícil hablar de rehabilitación?
El contexto social de un drogadicto lo lleva a caer y recaer en el consumo de drogas, alienándose como persona, pero en vez de ayudarlo a salir del círculo vicioso se le castiga confinándolo a estar en una cárcel.
Es en este contexto que el trabajo de la Fundación (Paréntesis) es fundamental. Sus 2 líneas directrices, la salud mental y la reinserción social son bases que permiten hablar de una política de rehabilitación integral.
El consumo de drogas (ilegales) mas allá de ser un delito tipificado, es un problema personal con consecuencias sociales. La persona que comienza a consumir acarrea falencias afectivas familiares, sociales y de autoestima. La fundación en un primer momento busca reparar esas falencias, con apoyo y desalineando a los consumidores, convenciéndolos de su valor como personas y como individuos sociales con un rol dentro de esta sociedad. Esto a través de sus completos  programas terapéuticos ambulatorios y residenciales, de sus prácticas restaurativas, servicios clínicos y apoyo constante.
Logrado este punto, comienza la etapa de reinserción social en el cual el programa de reinserción sociolaboral, es fundamental. A base de capacitaciones logran confirmar al adicto que puede hacer cosas por si solo y le otorgan una nueva oportunidad para ser una persona integra, digna y un actor social que participe de forma autovalente en el mundo que lo rodea.
Esta visión permitirá dar una solución al problema de drogas a largo plazo, porque asi es como son las rehabilitaciones, largas y pedregosas. Castigar y encerrar personas valiosas por si acaso es una aberración y retroceso en nuestra visión sobre las drogas.

Otra Actitud / Crónica

Nos correspondía conocer la vida interna de la Fundación (Paréntesis) y comprender de primera fuente como era su labor, como llevan a cabo su difícil labor de rehabilitar a personas que padecen una enfermedad que menoscaba a las personas y a su entorno: la drogadicción.

Para llevarnos una visión completamente tangible nos dirigimos al Centro de Programas Terapéuticos, Residencial San Francisco de Asís, ubicado al sur de ciudad de Santiago, en la periférica comuna de La Pantana, una de las más pobres de nuestra Región Metropolitana y con los niveles más altos de penetración de drogas en menores de 18 años.

Precisamente este centro es para “adolecentes de extremadamente bajos recursos, excluidos socialmente, en situación de calle y con consumo problemático de drogas”, como nos describe Rodrigo Cañete, funcionario de (Paréntesis).

Rodrigo nos recibe en una casa de madera, rodeada de murales que los mismos jóvenes que viven en el centro han pintado, cuenta con jardines verdes y cuidados, que otorgan un frescor natural al contrario del resto de la comuna que muestra una hostilidad árida, solo resguardada por los grifos abiertos en las poblaciones.

Rodrigo es una persona joven, de no más de 30 años y nos cuenta con mucha fuerza, orgullo y convicción que esta casa actualmente acoge a 32 adolescentes en “una dificultosa situación para sus cortas vidas, en el cual ellos asumen haber cometido errores al consumir, la sociedad los ha castigado excluyéndolo y el sistema no es capaz por sí solo de rehabilitarlos y reinsertarlos”.

Los jóvenes que ingresan pueden llegar a la Residencial San Francisco de Asís, por voluntad propia una vez reconocido su consumo problemático de drogas, o a través de postulación judicial, producto de resoluciones de Tribunales de Menores.

Esta casa ofrece actividades especializada de corte terapéutico, psicoeducativo, recreativo y ocupacional y precisamente nos tocó ver a un grupo de jóvenes en una especie de recreo jugando en el patio. Eran todos jóvenes, se veían felices y esperanzados, de “lengua rápida”, algunos más retraídos y tímidos, pero en general se ven con ánimo de reconstruir sus vidas y proyectarlas sin drogas ni alcohol. Les preguntamos qué es lo que más les gusta hacer en la Residencial y uno de los mas tímidos, Daniel (17) nos dice: “lo que me ha cambiado la vida, fue darme cuenta de que tengo talentos, que me gusta trabajar con el torno, que soy bueno para el ping-pong”, y nos muestra orgulloso unos marcos para foto que ha fabricado en madera trupán.

Cuando en la entrada vimos el logo de la Fundación junto con el slogan “Otra Actitud”, no pensamos que veríamos el tratamiento contra las drogas, efectivamente, con otra actitud. Se recupera a la persona íntima en la integralidad de su enfermedad, para después capacitarla y darle las herramientas para que pueda volver a ser parte a la sociedad, la misma que los excluyó y a la que hoy quieren volver. Con otra actitud.

Entrevista


  Héctor Loyola, rehabilitado en Paréntesis:

“Estoy agradecido”
Comenzó con la marihuana y luego llegaron las otras drogas. Su vida se transformó en un “infierno” hasta que decidió ponerle fin. La fundación se convirtió en la salida de una enfermedad con las que lucha diariamente.

¿Cómo comenzó? ¿ Y que otras drogas derivaron después de la primera?
Comencé a los 20 años, porque mi grupo de amigos lo hacia. Fue un mal momento, recién había nacido mi hija, la Nati y no estuve con ella. Pero me gusto la sensación, creía que lo controlaba, pero es mentira “La droga te controla”. Comienzas con la marihuana y terminas con cualquier tipo de pastillas, es terrible que sentir que pierdes la visión de realidad y claro te sientes bacán, eres feliz, lo peor viene después. 

¿Cuándo ya había que ir por drogas mas caras, como lo hacías?
Si, son más adictivas, mi cuerpo me lo pedía, necesitaba consumir diariamente y en más cantidades. Me volvía agresivo y pensaba todo el día en eso. Robe, mentí y manipule a familiares y amigos. Perdí hasta un lugar dónde vivir, aunque luego lo recuperé pero a base de mucho esfuerzo.

¿Por qué decides y sientes que es hora de rehabilitarse? ¿Qué te convence?
En el 2005 porque estaba muy mal y mi familia no quería saber nada mí. Paréntesis nos pilló en la calle a mi y a juvenal, pero juvenal no pudo y volvió a caer, yo tuve el apoyo de mi hija, la Nati, quien nunca me ha abandonado y quien hoy es voluntaria de la fundación.

 ¿Cuántos años estuviste en proceso de rehabilitación?
Todo los días se esta en rehabilitación, uno se recupera, avanza pero no esta curado, uno siempre es adicto y una vez puede significar que todo se vaya a la punta del cerro.

¿Cómo estas ahora?
Mejor, más feliz, conseguí calidad de vida, soy una persona libre sin ataduras. Aunque cuidándome de todo, el tabaco y el alcohol, son otras drogas legales y son igual de adictivas e igual de malas o más por su accesibilidad.

¿Cuál es su sentimiento con Paréntesis?
Estoy agradecido, de la fundación de todo lo que me han ayudado y orgulloso de que mi hija ayude a alguien más a salir de las drogas, no todos son flaites, la droga y los problemas a los que te lleva puede vivirlos cualquier persona, nadie esta libre.