jueves, 9 de diciembre de 2010

Crónicas de una voluntaria

A principios de año, me encontraba conversando con Felipe, un eterno amigo, en un negocio de helados exquisitos ubicado en Las Condes, lamentablemente no me acuerdo como se llamaba el lugar, pero sí recuerdo con exactitud todo lo conversado. Pipe me contó cómo habían sido sus trabajos de verano construyendo medias aguas, durmiendo en colegios y compartiendo con las familias. Su historia era increíble. De a poco empecé a sentir cierta envidia de todo lo lindo que había vivido, sonaba una experiencia inolvidable. Yo ya estaba terminando mi helado, después de haberlo escuchado 20 minutos y el me preguntó: “¿Y tú?, ¿Alguna vez haz sido parte de algún voluntariado?”. La respuesta fue nunca.

Quedé pensativa, el tema me siguió dando vueltas en mi cabeza, porque si es que había algo que sí tenía claro en mi vida, era que siempre me ha gustado escuchar y ayudar a la gente, tal vez por eso mismo me llaman buena amiga, desde chica que he sido el hombro de las personas que tienen problemas, el oído disponible de todas mis amigas y hasta el pañuelo de lágrimas de mi familia. Sentía que algo tenía que hacer, alguna acción para poder ayudar a personas mediante mis aptitudes como buena oyente y consejera.
Comencé a buscar instituciones o fundaciones que necesitaran voluntariado, y en menos de un par de horas llegué al sitio Web que calzaba con lo que quería, y al parecer, yo también calzaba para ellos.

Fundación (PARENTESIS) terminó siendo lo que buscaba. Sus puertas estuvieron desde un principio abiertas, sentía que me estaba involucrando con un equipo más que profesional, y así fue. Cuando llegué, me entrevistaron e hicieron una intensa capacitación. Al poco tiempo ya me encontraba trabajando para su “Portal de Acogida”, un espacio con una iniciativa increíble, que cuenta con asesoría y orientación para gente que tiene un consumo problemático de alcohol y drogas. Es un apoyo On – Line, donde mi trabajo es otorgar consejos “vía Chat”, un medio mucho más cercano y accesible para los jóvenes de hoy. El proyecto es muy enriquecedor para la ciudadanía, y a la vez, para las personas y profesionales que son partícipes de la causa. He aprendido muchísimo, ser voluntaria me ha obligado a interiorizar una enormidad de cosas y de plantearme un montón más sobre la contingencia social en la que está mi país. Nunca he sido partícipe de pensar que una experiencia puede cambiar tu vida, pero dicen por ahí que “nunca digas nunca”, yo hice un paréntesis en mi rutina y no me arrepiento.

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